Como se relata en el libro de Esther, la fiesta de Purim fue constituida
por Mordejai para conmemorar la salvación providencial de los judíos del Imperio Persa, de una masacre total a manos de Hamán,
virrey del rey Asuero. Los hechos que dieron origen y significado a esta festividad sucedieron aproximadamente en el
siglo VI a.e.c., cuando en Persia vivía una importante comunidad judía desde antes de la destrucción del Primer Templo (568
a.e.c.). El nombre de Purim recuerda las suertes echadas por Hamán para fijar la fecha de la masacre, y deriva
de la palabra acadia pur que designa la suerte. Purim se festeja el 14 de adar, pero cuando el año es embolismal
(como es el caso de este año) se celebra en adar segundo.
El día anterior a Purim, el 13 de adar, es día de ayuno
de Esther o Taanit Esther. Ese día ella había decidido revelarle el rey su origen judío, por lo que se presentó
en ayuno ante el Eterno para que en el encuentro con su flamante esposo obtuviera la salvación de sus hermanos y de ella misma.
Así lo hicieron también los líderes judíos, por lo que ese día quedó en la historia como un día de ayuno, que comienza al
amanecer y se extiende hasta la puesta del sol.
Purim es una fiesta alegre y carnavalesca con variedad de
costumbres según las distintas comunidades. Se prepara una cena festiva y se envían regalos a los pobres y se intercambian
regalos entre amigos y parientes.
Purim es una fiesta colorida que - a diferencia del resto
de las celebraciones - refleja las experiencias de los judíos en la diáspora, lo que explica su fuerte arraigo. Bajo
las burlas divertidas yace la realidad perenne del antisemitismo. De ahí que Purim atraiga siempre al judío, ya que
simboliza el triunfo del bien sobre el mal y de la humanidad sobre el fanatismo y el racismo.